miércoles, 24 de diciembre de 2014

LOS CARACTERES QUE SE LEEN EN LA MILAGROSA MEDALLA DE SAN BENITO


LOS CARACTERES QUE SE LEEN EN LA MEDALLA (DE SAN BENITO)

Además de las imágenes de la Cruz y de San Benito, la medalla tiene cierto número de letras, cada una de las cuales representa una palabra latina. Las diversas palabras, reunidas, da un sentido que manifiesta la intención de la Medalla: expresar las relaciones que existen entre el santo Patriarca de los Monjes del Occidente y la señal ensangrentada de la redención del género humano; y al mismo tiempo pone al alcance de los fieles un medio eficaz de usar la virtud de la Santa Cruz contra los espíritus malignos. 

Esas letras misteriosas se encuentran dispuestas en la cara de la Medalla donde se encuentra representada la santa Cruz. Examinemos, en primer lugar, las cuatro que vienen colocadas entre las astas de la Cruz: 
C S
P B

                  Significan: Crux Sancti Patris Benedicti; en español, Cruz del Santo Padre Benito. Estas palabras por sí solas ya explican el objetivo de la Medalla. 

En la línea vertical de la Cruz, se lee: 


Lo que quiere decir: Crux sacra sit mihi lux; en español, La Cruz Sagrada sea mi luz. 

En la línea horizontal de la misma Cruz, se lee: 

N. D. S. M. D. 

Lo que significa: Non draco sit mihi dux; en español. No sea el dragón mi jefe. 

Reuniendo esas dos líneas se forma un verso pentámetro, a través del cual el cristiano expresa su confianza en la Santa Cruz y su resistencia al juego que el demonio le quiere imponer. 

Alrededor de la Medalla existe una inscripción más extensa, la cual en primer lugar presenta el santísimo Nombre de Jesús, expresado por el monograma bien conocido: I. H. S. La fe y la experiencia nos certifica la omnipotencia de este nombre divno.

(En el modelo más conocido de la Medalla de San Benito el monograma I. H. S. fue reemplazado por el lema benedictino PAX; en castellano, Paz). 

Después viene, de derecha a izquierda, las siguientes letras: 

V. R. S. N. S. M. V. S. M. Q. L. I. V. B. 

Estas iniciales representan los dos versos que a continuación siguen: Vade retro satana; nuncuam suade mihi vana;  Sunt mala quae libas; ipse venena bibas. En español: Retírate, satanás; nunca me des consejos de tus vanidades, la bebida que me ofreces es el mal: bebe tú mismo tus venenos.

Tales palabras se supone haber sido dichas por San Benito: las del primer verso, con ocasión de la tentación que sintió y sobre la cual triunfó haciendo la señal de la Cruz; las del segundo verso, en el momento en que sus enemigos le presentaron la bebida mortífera, que descubrió bendiciéndole con la señal de la vida el cáliz donde estaba. El cristiano puede utilizar estas palabras todas las veces que fuera sorprendido por tentaciones e insultos del enemigo invisible de nuestra salvación. El propio Jesucristo Nuestro Señor santificó las palabras Vade retro, satana –Retírate, satanás– y su valor es verdadero, ya que esto es confirmado por el Evangelio. Las vanidades que el demonio nos aconseja son las desobediencias a la ley de Dios, las máximas pompas y falsedades del mundo. La bebida que el Ángel de las tinieblas nos presenta es el pecado, que mata el alma. No la aceptemos, devolvamos para él tan funesto regalo, ya que él mismo lo escogió como herencia. 

No hay necesidad de explicar más ampliamente al lector cristiano la fuerza de esa conspiración, que se opone a las artimañas y violencia de  satanás lo que él más teme: Es la Cruz, el Santo Nombre de Jesús, las propias palabras del Salvador cuando fue tentado, así como el recuerdo de las victorias del grande Patriarca San Benito sobre el dragón infernal.

Suficiente que alguien pronuncie con fe tales palabras y de inmediato se sentirá fuerte para contrarrestar todos los ataques del infierno. A pesar de no conocer los hechos que demuestran hasta qué punto satanás teme esa Medalla, la simple apreciación de lo que ella representa y expresa es suficiente para considerarla una de las más poderosas armas que la bondad de Dios puso a nuestro alcance contra la malicia diabólica.

Extraído de LA MEDALLA DE SAN BENITO, de Próspero Guéranger O.S.B.